Lloviznar
Paloma Ramírez EN MURAL
3 MIN 30 SEG
De esa vez que visité Sao Paulo (Brasil), recuerdo los buenos restaurantes, un parque arbolado en el que, tan solo adentrarse unos cuantos pasos, uno podía olvidarse del bosque de cemento que estaba ahí afuera y que parecía no tener fin, pero -sobre todo- recuerdo la manera tan particular de llover. Aunque insólito para mí, entendí que era un fenómeno frecuente por esas latitudes. Me lo corroboraba la expresión impávida de los transeúntes, del portero del hotel, de la vendedora de flores... Pero lo que era yo, no daba crédito de lo que sucedía. Me quedé parada a media calle mientras alzaba la cara. Extendía la mano y examinaba aquello que caía del cielo.