Nunca antes en la historia de la educación pública los libros de texto habían llamado tanto la atención. Y no necesariamente por buenas razones, sino porque se ha desatado una polémica en torno a esos textos que usan millones de niños del país. Sin embargo, la controversia abre una oportunidad para repensar las publicaciones oficiales que unen -o, como en este caso, dividen- a los mexicanos. Vayamos por partes.