No es fácil explicarnos qué motivó a una persona originaria de Seattle -en la frontera con Canadá y en el muy lejano oeste-, a adquirir en una zona rural entre Atemajac y Zapopan, por donde circulaba el tranvía que conectaba a esa villa con Guadalajara, una extensión que fraccionó en 16 manzanas, que subdividas en 250 lotes pretendían asentar a familias de la población que dio nombre a la colonia.