OPINIÓN

Qué multitud de vidas se cruzan con la de uno a lo largo de los años en la proximidad que impone habitar un edificio

Ladridos

NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL

5 MIN 00 SEG

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El edificio está lleno de perros. Según mis cuentas, en 26 departamentos viven entre 12 y 15 -parecen más, seguramente son más-. Hace más de un cuarto de siglo, cuando llegué a vivir aquí, sólo había un matrimonio que poseía siete, y era la misteriosa excepción que había hecho el casero, vigilante estricto de su propiedad y, en especial, de la convivencia pacífica entre sus inquilinos. Creo que aquel matrimonio estaba sólo de paso, pues pronto desapareció, su departamento fue ocupado por alguien más -sin perros-, y así el sosiego fue pleno durante algún tiempo, hasta que malamente aquel casero se murió. Era un viejo caballero de trato muy respetuoso, gente seria, cordial, decente, y lo auxiliaba una secretaria algo mayor en cuyo carácter se mezclaban una ternura algo empalagosa y un rigorismo de capataz insobornable: así te iba con ella si te atrasabas con la renta. O si querías meter un animal.