De un plumazo, Jaime Lozano borró de la lista de la Selección a las vacas sagradas de cara a la Copa América. El entrenador asegura que el susodicho certamen es el ideal para mostrar a un equipo renovado. Parece todo lo contrario. La Copa América no debería ser un laboratorio para experimentar con jugadores de nuevo cuño, algunos de los cuales no tenían suficientes merecimientos para ser convocados. A esto no puede llamarse una verdadera renovación, mucho menos un relevo generacional, que ese se va dando paulatinamente.