Un auto lo rebasaba por la izquierda con las luces y la prisa en alto. "El Rayo" -como le dicen sus amigos- sintió la presión de aquel rebase abrupto y volteó al espejo lateral asegurándose de dejarle espacio suficiente para pasar a aquel bólido, dado que no había (ni hay) balizamiento que delimitara los carriles en aquella vía.