Está claro que el futbol y los toros son actividades muy diferentes. Uno es deporte y el otro espectáculo. Contra la agilidad de los pies del jugador, la quietud de las extremidades del torero. Uno se desplaza de modo incesante; el otro economiza movimientos. El balompié es constante vaivén; el toreo angustioso remanso, calma siempre tensa por la presencia amenazante del toro. El deporte de las patadas se mide con marcadores; el toreo se aquilata por su hondura.