Cómo olvidar ese hito en la historia de la Suprema Corte de Justicia. El día en que sus miembros votaron unánimemente por cerrarle el paso al Bonillazo en Baja California. La coyuntura en la cual el máximo tribunal demostró su independencia del poder político, su autonomía vis a vis AMLO, su papel de contrapeso constitucional. La Corte sí funciona como debería, afirmaron los ministros, mientras se daban palmadas celebratorias en la espalda. La Corte sí defiende la Carta Magna aún cuando sus principios sean puestos en jaque por Morena, argumentaron los de la toga, mientras presumían saber usarla. Y en efecto, fue un magnífico momento de los cuales debería haber más. Ante un gobierno cuyas transformaciones están sujetas a numerosas impugnaciones, la SCJN ha guardado un sospechoso silencio. Los casos pendientes se acumulan y la Corte calla o posterga, convirtiéndose -de facto- en acompañante de la arbitrariedad.
Denise Dresser es politóloga, escritora, columnista y activista. Coordinó el libro "Gritos y Susurros: Experiencias Intempestivas de Mujeres". Ganó el Premio Nacional de Periodismo en 2010. Su último libro es "El País de Uno. Reflexiones para entender y cambiar a México".