"Forma es fondo", dicen aquellos cortos de vista, para quienes resulta cómodo juzgar a la ligera lo superfluo, es decir: lo que yace inerme ante el mínimo esfuerzo de los sentidos; aquello que es retenido en el cedazo más externo de las apariencias, o sea: lo que perciben los sensores que no tienen capacidad para atravesar la piel de los hechos o el eco de las palabras que los describen.