OPINIÓN

La 4T, de alto riesgo

Genaro Lozano EN MURAL

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Uno de los rituales personales que más ansiedad me da es realizarme periódicamente una prueba de VIH-sida. Recuerdo la primera vez que me la hice. Aún era estudiante universitario y fui con miedo. El estigma en torno a las personas que viven con el virus seguía aún muy vivo a fines de los años noventa. Recuerdo haberle pedido a una amiga que me acompañara, después del laboratorio fuimos a comer y le confesé todos mis temores a un resultado positivo.

A fines del año pasado me hice la prueba más reciente y tontamente sigo sufriendo la ansiedad previa a la toma de sangre y la posterior espera de resultados. Miedos irracionales que persisten pese a que hoy el tratamiento permite una calidad de vida como nunca. De hecho, los antirretrovirales son usados como pastilla del día siguiente, la profilaxis post exposición (PEP), pero también para prevenir con la profilaxis pre exposición (PrEP), herramientas que han liberado a toda una generación de los prejuicios, estigmas y miedos en torno al VIH-sida. Por eso la ONU cree posible que para el 2030 consigamos una generación entera sin VIH-sida.

Pero la información del PEP y del PrEP no tiene la difusión necesaria y todavía persisten los prejuicios asociados al VIH-sida. Por ello, no puedo imaginar qué sería de un joven veinteañero en Quintana Roo, que no tiene seguro médico, que no sabe sobre el PrEP y PEP, que sigue pensando en que el VIH-sida es un "castigo divino" y que entra en pánico tras un resultado positivo. Ese joven seguramente no sabría a dónde ir. En el lugar donde recibió el diagnóstico le dijeron "regresa en 20 días para ver las opciones de tratamiento" y ese chico se fue a su casa, a un ambiente de hostilidad y prejuicio, sin acompañamiento, sin terapia psicológica, sin soporte emocional porque la Secretaría de Salud local no tiene la capacidad de acompañar a un paciente desde el diagnóstico hasta el inicio del tratamiento. No es ficción, es lo que normalmente ocurre en casi todo el país.

Muchas Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) hacen ese trabajo complementario al trabajo del Estado mexicano. Desde hace 13 años apoyo mensualmente el trabajo de la Casa de la Sal, una organización que atiende a niños que viven con VIH-sida. Sin el trabajo de esa organización, miles de niños habrían quedado sin ayuda. Organizaciones como México Vivo realizan una labor indispensable de prevención y detección, llegando a lugares a donde no llega Censida. Tan solo en el 2018, México Vivo atendió a casi 3 mil personas en detección oportuna, contención y acompañamiento. México Vivo tenía planes de abrir un centro de detección en Monterrey y otro en Mérida este año, pero este plan peligra.

El gobierno de la 4T suspendió una convocatoria para costear proyectos de OSC que hacen detección y prevención como México Vivo. Los recursos que da el Estado a estas organizaciones apenas superan los 105 millones de pesos anuales, pero para muchas OSC estatales tal apoyo significa todo. La suspensión o cancelación de la convocatoria equivale al cierre para muchas OSC, según me dijo Ángel Candia, secretario adjunto en México Vivo. Tan solo el año pasado con ese recurso se apoyó a 94 OSC.

Alejandro Brito y LetraS son una sólida columna en el tema del VIH-sida en México y referencias globales. Brito también coincide en que es un error retrasar o cancelar la convocatoria de Censida, ya que "es cierto que hay que mejorar mucho, pero suspender no es lo conveniente", me dijo.

Brito fue diplomático. Más que hablar de conveniencia hay que hablar de insensibilidad y de irresponsabilidad. La 4T quiere erradicar la corrupción, y esto es loable, pero en casos como el de las OSC de VIH-sida o las de refugios para mujeres, lo mejor es lanzar convocatorias a tiempo y mejorar auditorías y evaluaciones para el resto del sexenio. De lo contrario, para miles de personas vulnerables la 4T se vuelve de alto riesgo.