OPINIÓN

La reforma extiende el caos penal a otras áreas (civiles, familiares, comerciales) donde la justicia funcionaba un poco mejor

Justicia

Jorge Volpi EN MURAL

4 MIN 00 SEG

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Un tiroteo. Uno de tantos. De un lado, quizás, los criminales. Del otro, la policía o la Guardia Nacional. En medio de la refriega es imposible distinguir unos de otros. Una bala atraviesa el cuerpo de un joven o de una joven, que cae en el acto. Al final de la batalla, no es sino un cadáver más sobre el terreno. Para cuando su familia al fin descubre lo ocurrido, luego de infinitas horas o días o semanas de angustia -en el mejor de los casos-, los hechos se han vuelto borrosos o inasibles. Alguien -¿quién?, ¿de qué lado?- siempre se encarga de que el lugar del crimen se torne irreconocible. Peritos inexpertos o amedrentados llegarán a las conclusiones que sus jefes esperan de ellos, en tanto las versiones de los testigos, los involucrados, las autoridades y los acusados se superponen en un galimatías sin sentido.