Le pregunto a Juan Villoro si habla como escribe o si escribe como habla. En su respuesta establece las particularidades de ambos lenguajes. Hay diferencias, claro, pero Juan es impecable al utilizar las dos formas de expresión. Me place leerlo desde que publicó "El Libro Salvaje", pero prefiero escucharlo. Así, el mensaje del barbado escribano de Coyoacán llega más directo. Su voz no pasa por el filtro de sus personajes.