Murió baleado con rifles de asalto por sicarios del Cártel de Tijuana y su cuerpo quedó tendido desangrándose dentro de un Grand Marquis color blanco. Pese a este hecho, el
Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo no puede ser declarado ni santo ni mártir, por la supuesta falta de claridad en torno a su asesinato. El crimen, legalmente, sigue impune.