Los clowns pueden ser, en efecto, peligrosos. O al menos eso es lo que han dejado ver aquellos políticos que, consciente y voluntariamente, han construido imágenes públicas de payasos: personajes imprevisibles y atrabiliarios, en teoría muy auténticos porque se oponen frontalmente al sistema, a la etiqueta y a los buenos modales, dados al chiste fácil, a la descalificación ligera, al insulto y a la sorna de sus adversarios, siempre dispuestos a vanagloriarse de su libertad de expresión y su desprecio de lo políticamente correcto, lo cual les permite mofarse por igual de los inmigrantes, las minorías o las mujeres, y que incluso en su apariencia o sus apariciones públicas -desvergonzados y orondos- buscan parecer tan estrafalarios como cercanos al ciudadano común.
(México, 1968). Es autor de la novelas En busca de Klingsor, El fin de la locura, No será la Tierra, El jardín devastado, Oscuro bosque oscuro y La tejedora de sombras. Y de ensayos como Mentiras contagiosas, El insomnio de Bolívar y Leer la mente. En 2009 obtuvo el Premio José Donoso de Chile por el conjunto de su obra. Sus libros han sido traducidos a 25 idiomas. En 2014 se publicará su novela Memorial del engaño.