OPINIÓN

Inteligencia Artificial

Carlos Gershenson EN MURAL

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Muchos piensan que las máquinas conquistarán al mundo. O bien, dada nuestra dependencia en las máquinas, que ya lo conquistaron. La ciencia ficción puede ser entretenida, pero también generar confusión sobre las posibilidades, oportunidades y riesgos de la inteligencia artificial (I.A.).

Desde la antigüedad hemos tenido mitos sobre la creación de vida o inteligencia: jugar a ser dios. Hace dos siglos se publicó Frankenstein, cuestionando la naturaleza de la vida. Hace un siglo se empezaron a popularizar los robots, cuestionando la naturaleza de la inteligencia. La I.A. tiene 60 años, pero sólo ahora está teniendo una explosión inusitada.

En años recientes se han dado diversos logros en I.A., sorprendentemente resolviendo tareas que se habían intentado sin éxito durante décadas: autos autónomos, ganar a los mejores humanos diversos juegos, reconocimiento de patrones complejos y más. Estos logros han incrementado la popularidad de la I.A., menciones en medios y especulaciones. La inversión en I.A. se ha disparado. El Instituto Tecnológico de Massachusetts empezó una iniciativa de mil millones de dólares, centrando el enfoque de todo el instituto alrededor de la I.A. China anunció que para 2030 quiere ser el líder mundial en innovación en I.A. (y probablemente lo logre antes, ya que tiene una buena coordinación entre academia, industria y gobierno), planeando invertir 150 mil millones de dólares. Estados Unidos no se quiso quedar atrás (aunque se está quedando): Donald Trump lanzó una orden ejecutiva para una estrategia nacional en I.A., aunque no se ha mencionado nada sobre presupuesto. Rusia duplicará su inversión en I.A. y están por publicar una nueva estrategia nacional. Un par de docenas de países ya tienen iniciativas similares.

¿Y en México? Vamos retrasados a nivel mundial, pero somos líderes en Latinoamérica. Tenemos más de 50 años desarrollando I.A. Existe la Sociedad Mexicana de I.A. Probablemente somos unos mil profesionistas a nivel nacional. Hay planes para construir una estrategia nacional en I.A.*. Varias empresas ya quieren adoptar I.A., pero no saben bien ni cómo ni para qué. Algunas dependencias y gobiernos locales empiezan a aprovechar desarrollos de ciencia y análisis de datos. Los datos son el combustible de los algoritmos de I.A.: sin datos no se puede hacer nada. En México, ya algunos datos son abiertos, especialmente en CDMX, pero muchos otros son propiedad de compañías transnacionales. Hay nichos de oportunidad donde todavía no se sistematiza ni automatiza la recolección y el análisis de datos. Falta financiamiento.

Ya durante la revolución industrial, la automatización eliminó empleos. Pero se generaron nuevas profesiones. A la larga las sociedades se adaptaron al cambio. Probablemente la I.A. también elimine empleos, por lo que se discuten estrategias para compensar su impacto laboral.

No hay un consenso sobre las expectativas de la I.A. para los próximos años. Hay algo de moda pasajera y mucho entusiasmo. Pero varios riesgos y mitos han sido claramente identificados.

Entre los riesgos, como con cualquier tecnología, no es la tecnología misma, sino el uso que se haga de ella. Así como la I.A. se puede usar para beneficiar a la población, se puede usar para la guerra, control autoritario, manipulación antidemocrática, terrorismo, etcétera. Se ha discutido sobre la ética en I.A. pero falta mucho por legislar.

Entre los mitos, las máquinas están muy lejos de tener habilidades similares a las de un humano. Todas las aplicaciones impresionantes que hay son para resolver problemas específicos y bien definidos. Por ejemplo, un agente conversacional no puede reconocer patrones; el control de un auto autónomo no juega ajedrez. No tenemos una "I.A. general". Otro mito es la llamada "singularidad": que las máquinas superinteligentes empezarán a mejorarse a sí mismas a una velocidad tal que seremos obsoletos. Tampoco vamos a poder "descargar" nuestra mente a una computadora, lo cual no tiene sentido en ciencia cognitiva, ya que la mente requiere de un cuerpo acoplado en un entorno para poder ser inteligente. Finalmente, las máquinas no conquistarán al mundo, ya que tanto como nosotros somos dependientes de ellas, ellas son dependientes de nosotros. Más bien vamos hacia una simbiosis.

* http://ia2030.mx