OPINIÓN

Inspiración y guía

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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"No pueden entrar". El guardia, armado, de la puerta de acceso al campus de una universidad ultraderechista de Guadalajara le impidió la entrada al autobús en que iban los jugadores del equipo de futbol americano del Ateneo Fuente, de Saltillo. El coach le dijo: "Hoy por la tarde tenemos un juego aquí. Necesitamos ver el campo, y entrenar". "Pos yo no sé -contestó el hombre-, pero no pueden pasar". "¿Por qué?" -preguntó el coach. "Porque los jóvenes traen el pelo largo -explicó el guardia-, y se prohíbe la entrada a los que lleven el cabello así". Era la época de los Beatles, y se usaba la melena. Inquirió el coach: "¿Qué podemos hacer?". Sugirió el otro: "Apenas que el director de ustedes hable con nuestro rector". Replicó el coach: "Entonces ya la jodimos. El director trae el pelo más largo que los muchachos". Yo era el director, y el coach era Jorge Castro Medina, quien a más de ser extraordinario entrenador era un maestro de la juventud y uno de los hombres de mejor calidad humana que en mi vida he conocido. Un reportaje acerca de él, escrito bellamente por Adriana Armendáriz y publicado por Vanguardia, periódico de mi ciudad, me hizo evocar al coach Castro. Lo recuerdo con infinito aprecio. Jamás terminaré de agradecerle su amistad y la forma generosa en que apoyó mi tarea al frente de la gloriosa institución saltillense. Gracias a él los Daneses del Ateneo Fuente conquistaron numerosos campeonatos en el deporte de las tacleadas. Su labor llevó a miles de muchachos a aprender los valores de la disciplina, el trabajo en equipo y el espíritu de superación. Los padres de algunos de los jugadores se preocupaban porque los afanes del deporte hacían bajar el rendimiento escolar de sus hijos. Pensé disponer que únicamente los alumnos que tuviesen un promedio de calificación superior a 8 sobre 10 pudieran formar parte del equipo. Pese a las dificultades que esa medida entrañaba desde el punto de vista estrictamente deportivo el coach Castro la apoyó con firmeza, y en adelante los Daneses fueron, a más de excelentes jugadores, estudiantes entre los mejores del plantel, pues ninguno quería quedar fuera del equipo: los movía el estatus y popularidad que daba la pertenencia a él, sobre todo entre las chamaquitas. El coach Castro, junto con el inolvidable padre Chapo, Jorge García Villarreal, amigo permanente del equipo rojiblanco, formaron varias generaciones de buenos muchachos que destacaron primero en el deporte y luego en ese difícil emparrillado que es la vida. Los Daneses del Ateneo han tenido un acucioso cronista en Víctor Manuel Pérez Ocampo, el queridísimo "Chilango", quien ha escrito páginas entrañables sobre las hazañas que a lo largo de los años ha realizado ese equipo de doctores, ingenieros, abogados, bachilleres afamados, ese equipo sin igual. Doy gracias a Adriana Armendáriz por su bien escrito y bien documentado reportaje sobre Jorge, lo mismo que a Alejandra Castro y Víctor, que con ella colaboraron. El agradecimiento es, primero, por haberme hecho evocar con afecto y gratitud al coach Castro, inspiración y guía. Y luego por haberme dado motivo para no escribir este día acerca de Trump... La luciérnaga y la hembra del ciempiés se casaron el mismo día. Al regresar de la luna de miel la luciérnaga le preguntó a su amiga: "¿Cuántas veces en la noche de bodas te hizo el amor tu marido?". Respondió la hembrita del ciempiés: "Una vez". Se jactó la luciérnaga: "El mío me lo hizo tres veces". "Sí -admitió la ciempiés-, pero es que ustedes no tienen que quitarse los zapatos"... FIN.