¿Tendrán idea algunas autoridades de lo dramático y de las lacerantes condiciones de vida de los que integramos el universo de las discapacidades y la neurodiversidad? ¿Cuántos aspirantes a cargos públicos contemplan entre sus preocupaciones las complicaciones que padecen todos los días las familias con algún miembro con discapacidad, y más si ésta es de carácter mental como la condición del autismo? Me refiero a las familias porque, aunque de manera diferente, les afecta a todos. Algunos datos: Alta incidencia de cánceres y problemas cardiovasculares principalmente en las madres, divorcios en más del 50 por ciento de los padres, problemas económicos graves por la falta de movilidad de quien queda a cargo, desequilibrios mentales por las conductas anormales del afectado, los medicamentos con mayor nivel de eficiencia son muy caros y no se encuentran en los cuadros básicos de medicamentos del sector público, llevarlos a consulta es altamente complicado por su muy limitada sociabilidad y aceptación de escenarios que no les son familiares, situación que no contemplan las normas a las que se debe sujetar el personal médico, por la dificultad de que no se dejan manipular y muchos no hablan, por lo que por cualquier problema se tiene que recurrir a estudios con equipo de alta tecnología y, por lo tanto, bastante caros.