Si dejáramos que niñas y niños tomaran las riendas del Planeta, nuestro mundo sería diferente: divertido, alegre, innovador, lleno de amor y de paz, en pocas palabras, el mejor lugar para vivir. De manera natural, los problemas serían resueltos con tal facilidad y con la creatividad en su máximo esplendor, con el propósito que todos los seres vivos gocen de un entorno con armonía, unión, equitativo, igualitario y equilibrado.