OPINIÓN

A diferencia del insulto llano, el apodo entraña un merecimiento, haber sido objeto de la consideración de alguien

Injurias

NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL

4 MIN 30 SEG

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Los intercambios de insultos entre el Presidente y sus adversarios, ya una tradición cansona, son deplorables no tanto porque exhiban los modos perversos en que entienden la cosa pública uno y otros: eso ya es sabido y está lejos de sorprender. Nos hemos habituado a que las tribunas más sonoras de la nación estén ocupadas por lastimosos oportunistas vociferantes desinteresados en absoluto de los más graves y urgentes problemas de este presente asesino: ya quisiéramos que una mitad de las energías destinadas a pelearse por la cosa electoral se dedicaran, mejor, a ayudar a las madres que escarban para dar con los huesos de sus hijos, antes de que sigan matándolas. Por ejemplo.