OPINIÓN

Las presiones, pasiones y resentimientos que hoy se autocontienen cobrarán un volumen al que el nuevo gobierno tendrá que responder

¿Inicio o final?

Luis Rubio EN MURAL

4 MIN 30 SEG

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Según reza el dicho, después de la borrachera viene la cruda. Una manera menos amable de observar al gobierno actual es recordando a Luis XV cuando afirmó que "después de mí, el diluvio". Efectivamente, pronto concluirá el gobierno más destructivo del último siglo sin haber dejado más que déficits en su estela. El presidente más poderoso y más legitimado electoralmente desde que los votos se cuentan bien no hizo sino polarizar a la población, confrontar a los partidos políticos y amenazar a quienes disentían de él, todo mientras disfrutaba de las reformas que sus predecesores habían puesto en práctica en respuesta a los males que exhibía la economía. Son dos caras de una misma moneda: la política de la pugna permanente y la gradual maduración de la economía. La pregunta es si la próxima presidenta verá este legado como una oportunidad o como una maldición.