El financiamiento ilegal de campañas es el germen de la corrupción política. Casos nacionales como "Amigos de Fox", "Pemexgate", transnacionales como "Odebrecht" o "Gürtel" en España muestran, con lujo de detalle, la manera en que el fondeo ilegal de campañas se convierte en adjudicaciones directas de contratos o en la disposición indebida de la nómina y del presupuesto por parte del gobierno que obtiene la victoria. Lo grave es que la inversión social y los servicios públicos pasan a segundo plano, además, la captura de puestos y presupuestos se dirigen al lucro personal o de un grupo particular.