OPINIÓN

Impugnemos

Guadalupe Loaeza EN MURAL

4 MIN 00 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
"Confieso que cuando me lancé como candidata del PRD para diputada federal, del distrito X, Miguel Hidalgo, no tenía la menor idea de todo lo que encerraba una campaña electoral. Es evidente que para ello, se requiere de altas dosis de esfuerzo, rigor, detalle, estrategia, pero sobre todo, dinero. El mecanismo es muy complejo, tanto que puede resultar apabullante. En mi caso, fue una experiencia más bien amarga que dulce. Por momentos me sentía muy sola al entender el mecanismo de esta comedia de simulación donde por desgracia todos participamos, ya sea de forma activa o pasiva. Una cosa es escribir sobre política y otra es vivirla, padecerla; se necesita mucho estómago, cinismo, caradura para soportar y mucho colmillo. Para mi candidatura nada más me asignaron 700 mil pesos, de los cuales, se redujeron a 300 mil por el pago de propaganda televisiva, que nunca vi...", esto lo escribí en el libro La comedia electoral, a propósito de las elecciones intermedias de 2009. Recuerdo que hice todo lo posible por impugnar muchas irregularidades, para ello fui a ver a Marcelo Ebrard, entonces, jefe de Gobierno, y quien me había invitado a participar en la contienda, para denunciar la compra de votos, y todas las inconsistencias que se dieron respecto a los resultados de mi elección. Me escuchó con absoluta indiferencia y me dio a entender que ya no había nada que hacer, que había que aceptar mi derrota. "Pero es que hay que impugnar, no resignarse, como si no hubiera descubierto tantas irregularidades. Hubo muchísima compra de voto por parte de mi contrincante" (quien ahora extrañamente pertenece a Morena), le decía con un nudo en la garganta. Me fui de su oficina totalmente decepcionada, sin embargo, me negaba a resignarme, tenía que contar a los cuatro vientos lo que había sucedido respecto a tanta ilegalidad y falta de democracia. Lo peor fue lo que descubrí unos días después de que se dieran por terminadas las elecciones. Descubrí que, durante mi campaña, se manejaba paralelamente un mundo cibernético muy extraño, en el cual predominaban hombres internautas. Cuál no sería mi sorpresa al toparme con 154 mil resultados los cuales inequívocamente se referían a mi persona durante la campaña. Es decir que, desde que se inició la contienda hasta que terminó, los cibernautas, los blogueros, los periodistas y todos aquellos que interactuaban en internet, de alguna manera se referían al tema de las elecciones en la Miguel Hidalgo. La mayor parte de los comentarios eran muy negativos y estaban asociados a una percepción: mi cercanía con Andrés Manuel López Obrador. Inútil decir que, en esa demarcación, AMLO representaba lo que después comprobamos todos y todas, que era un "peligro para México". Nunca me perdonaré por no haber impugnado.