OPINIÓN

Según yo, para ser aceptable, una cafetería tiene que reunir cualidades indispensables

Ideático

NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL

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Tal vez no sea inevitable, pero supongo que hará falta un gran esfuerzo para resistirse. O quizá no importe en absoluto y no haya razones valederas para proponerse esa resistencia: a fin de cuentas, cada individuo enfrenta por cuenta propia las consecuencias de sus decisiones -si las hay: no siempre se producen-, y el resto del mundo puede pasar de largo y seguir en lo suyo sin inmutarse. Hablo de lo que ocurre cuando, con el mero transcurso de los años, uno acumula convicciones o certezas que, sin necesariamente estar apuntaladas por ninguna ciencia, modelan las elecciones y las preferencias para conducirse en la vida. O, para decirlo de modo más directo, hablo de las ideas que, al amontonarse y fijarse en la propia conciencia, aherrumbradas y cada vez más irremovibles, acaban por no necesitar explicaciones y sólo se nos imponen y ya, al cabo incuestionables e irrenunciables: el conjunto de pareceres, sentires, creencias y saberes que no estamos dispuestos a negociar, y que se diferencian de los prejuicios porque éstos son ejercidos en la vacancia de la razón (cobran forma antes de que el juicio opere), mientras que estas ideas de las que hablo son fruto de largas deliberaciones que uno tiene con uno mismo, se rumian una y otra vez y van incorporándose al carácter y al ánimo y, en suma, a todo lo que uno entiende. Ideas, insisto: las que hacen de uno un ideático.