Hace más de medio siglo, en 1965, Guadalajara expropió casi 100 hectáreas en Huentitán para construir un bosque urbano para la ciudad. Después se planteó convertir parte del terreno en un recinto ferial, el primer disparate (no el predio, sino la ocurrencia) que no prosperó. Mucho tiempo después, en 2008, fue cuando ocurrió lo que el actual alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus, ha llamado el "error histórico": la permuta de una parte del predio a cambio de obras como contraprestaciones que una empresa privada nunca construyó.