OPINIÓN

¿Qué hicimos tan malo que acabamos ante el SAT? ¿O es más bien que se trata de una especie de purgatorio?

Hora de declarar

NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL

5 MIN 00 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Vagamente recuerdo que una de las promesas de López Obrador, en su campaña de 2018 (o en la de 2012, o en la de 2006, o en la de 1956, o en la de 1921, ya no sé), era que los impuestos no sólo serían voluntarios, sino que además se podrían pagar en el Oxxo. Parecía una oferta seductora: que cada mexicano, responsable y cívico y cumplidor, se hiciera cargo por su cuenta de esta responsabilidad patria y, armado de una calculadora o un ábaco, llegado abril, en un cuaderno Zorrito hiciera la suma escrupulosa y leal de los ingresos obtenidos, de las erogaciones hechas y de las relaciones tributarias entre unos y otras, y con el total obtenido (que habría sido debidamente ahorrado a lo largo del año, en un cochinito sagrado e intocable), fuera al Oxxo de la esquina -o al Seven, vamos- para dictarle el RFC al cajero y luego la suma a pagar, y sanseacabó. Y todo esto si le daba la gana -si no le daba, pues no pagaba y ya, pero el entonces candidato parecía confiar en que a todos los mexicanos, honestos como somos, nos resultaría impensable incumplir ese deber, así que no habría problema: al contrario, se romperían récords de recaudación y superávit fiscal y pronto ello se reflejaría en la prosperidad de la Nación y el futuro sería como nunca chipocludo.