¿Qué perdería el mundo si Twitter dejara de operar, o bien si se transforma como Musk pretende?
Gracias, Musk
NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL
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Poco después de que Liz Truss se convirtiera en primera ministra del Reino Unido, el periódico The Daily Star compró una lechuga, le dibujó ojitos y sonrisa y una peluca y la dejó ante una cámara encendida que transmitía en vivo su deterioro. La apuesta era que la lechuga duraría más tiempo que Truss, y ya sabemos quién ganó. Hoy es cada vez más posible vaticinar los giros de la realidad gracias a que la flagrante estupidez de los poderosos es más visible y elemental, no tiene dobleces ni misterio, y así ya alguien compró otra lechuga y la puso a competir contra Twitter. Nuevamente la apuesta parece segura, a partir de que Elon Musk tomara el mando y empezara a lucirse y a hacer dagas, como el villano de cómic que le encanta ser.