Habiendo tantos asaltos en las calles, ¿cómo es posible que se gaste en libros? Con la falta que hacen más patrullas de policía, ¿cómo es que se destina dinero para fomentar la lectura? Entre ciertos sectores existe una suerte de rechazo al gasto público en asuntos que no sean apremiantes. Y es que no es para menos: el desbordamiento de la violencia criminal ha provocado que se cuestione el gasto en rubros como la cultura, sobre todo cuando se compara con los presupuestos pírricos para la búsqueda de desaparecidos, la atención a víctimas del delito o la protección de mujeres en riesgo.