Cuando cruzo camino con un nuevo medio artístico o una nueva manera de decir aquellas viejas cosas, tiendo a ser mucho más benévolo con este medio, que conmigo. Por ejemplo, más de una vez he entrado en conversaciones donde refutan el arte contemporáneo, la común crítica cae en titularlo como una expresión simple, vacía y sin fondo, subsecuentemente se afirma que incluso ellos podrían replicarlo. Yo no lo comparto, cuando me encuentro con ese tipo de arte, de una aparente poca profundidad, de manera automática la lupa la dirijo hacia mí. Cuestiono e indago el por qué no logro absorber el discurso, siempre presuponiendo que hay uno.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.