Escucha a los que dicen no
Mario Rizo EN MURAL
3 MIN 30 SEG
Cuando una persona llega a un puesto de dirección, es común que alguien le pregunte qué prefiere: que le tengan miedo o que le quieran. Como si fuera el único binomio posible, sin escala de grises, porque desde una posición de poder el liderazgo sólo se ejerce inspirando miedo o convirtiéndose en la persona más popular de la empresa, dos circunstancias que pueden ser peligrosas, ya que llevan al mismo resultado: que la gente no se atreva a disentir por temor a perder su empleo, o porque no quieren herir sus sentimientos. Dice San Agustín: "No se le debe elogio al que simplemente cumple con su deber".