Era normal, hace muchos años, que fuéramos a la tiendita de la esquina a comprar un refresco llevando una botella vacía de la marca. La llamábamos "casco" y era necesario hacer notar que la dejábamos en la reja especial para ese propósito de donde luego las recogían los repartidores de refrescos, cervezas y aguas minerales para llevarlas a las embotelladoras a lavar y rellenar.