Mi primer contacto con Enrique Alfaro Anguiano fue cuando era presidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara, cuyas oficinas estaban ubicadas en la Calle Pedro Moreno, entre Escorza y Tolsá, a espaldas de lo que eran las instalaciones de la Escuela de Trabajo Social. Nuestra entrevista fue para presentarle un programa de actividades culturales. Lamentablemente eran tiempos de mucha turbulencia, siendo él el dirigente estudiantil, tenía la presión del romanticismo juvenil inspirado en el movimiento del 68 en Francia.