OPINIÓN

En el salón

Guadalupe Loaeza EN MURAL

4 MIN 00 SEG

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Confieso que antes me arreglaba para agradar y ahora lo hago para no desagradar, por ello el sábado pasado decidí ir al salón de belleza a donde suelo ir desde hace muchos años y al que no había regresado en meses. Como de costumbre, me recibieron con toda la calidez del mundo y con la típica expresión: "ya la extrañábamos...". Alicia, quien siempre me atiende, de inmediato me puso una bata y me instaló entre otras dos señoras, una tenía la cabeza cubierta de papelitos plateados para retocarse las "luces" y la otra esperaba para que vinieran a cortarle el pelo. De pronto llegó una clienta "llenita" relativamente joven y vestida de una forma informal. Al momento de aproximarse su peinadora, le dijo: