OPINIÓN

Emergencia inventada

Genaro Lozano EN MURAL

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Desde que López Obrador asumió la Presidencia muchas voces insisten en que debe responder los exabruptos de Donald Trump y lo piden especialmente porque el estadounidense decretó una emergencia nacional en la frontera sur el pasado 15 de febrero, argumentando una invasión de inmigrantes y drogas provenientes de México y Centroamérica.

Trump se vio acorralado por el liderazgo demócrata que le negó los más de 5 mil millones de dólares que exige para construir su muro. Por esta razón, su gobierno estuvo cerrado 35 días, el periodo más largo de un cierre de gobierno en la historia estadounidense. Al final, una negociación le permitió reabrirlo, pero sin que la Cámara de Representantes cediera ante el Presidente. La formidable Nancy Pelosi, lideresa de la oposición, no dio el brazo a torcer. Para Trump la humillación fue gigantesca. Quedó al descubierto como un incompetente.

El muro y la narrativa antimexicana son piezas centrales del triunfo de Trump. Desde entonces, Trump promete proteger a su país de una invasión de lo peor de México: rateros, violadores, narcotraficantes, tal y como dijo en varias ocasiones. Para Trump los números, la evidencia, los hechos nunca importaron. Como ha documentado el Pew Research Center, la migración mexicana presenta tasas de retorno más altas que las de ingreso, al menos desde el 2010, pero eso no importa. Para Trump, México es una amenaza, no un aliado estratégico, y mucho menos un país que enriquece la cambiante identidad estadounidense.

Por esas razones Trump declaró e inventó una emergencia nacional. Porque dos años después de haber llegado a la Casa Blanca no ha logrado convencer ni a su propio partido para que le financien el muro. Trump cree que con la declaratoria podrá redirigir presupuesto aprobado para otros temas hacia la construcción de su muro y así decir "promesa cumplida". Para Trump su legado no sólo es la destrucción del legado de Obama, sino el haber dejado más de 3 mil kilómetros de frontera con un muro impenetrable.

En México no son pocas las voces que demandan que el canciller Ebrard, el subsecretario Seade, la embajadora Bárcena y hasta el mismo presidente López Obrador le contesten a Trump. Esas mismas voces argumentan que al gobierno de México le ha faltado valor para defender a nuestro país. Lo cierto es que la mejor estrategia ante Trump es ignorarlo, misma estrategia que aplicó el gobierno de Peña una vez que el empresario se sentó en la Oficina Oval.

La declaratoria de emergencia de Trump está siendo altamente cuestionada en EU. Este mismo martes los demócratas en la Cámara de Representantes buscan un voto para rechazar la declaratoria de emergencia, calificándola de peligrosa para la democracia estadounidense porque ignora el poder sobre el bolsillo que le da la Constitución a los legisladores. Además, casi 60 ex funcionarios de temas de seguridad le pidieron a Trump anular su declaratoria de emergencia, mientras que la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) ya está recaudando dinero para las más reciente demanda que entabló contra el Presidente, en este caso por la declaratoria de emergencia nacional que "es un ataque a las familias de inmigrantes y una amenaza a la democracia".

Los contrapesos en EU funcionan mejor que nunca. El teatro de Trump caerá ya sea en las cortes o por una acción del Congreso. México tiene demasiado que perder si contesta a los exabruptos trumpeanos. En la relación bilateral hay temas como la ratificación del nuevo TLC, política migratoria, así como el apoyo económico al plan mexicano para el desarrollo de Centroamérica, todos asuntos que pasan por una buena relación con EU y con su Presidente. Nuestra diplomacia debe estar más enfocada en estos temas que en contestarle a Trump cada ocurrencia. Quienes buscan la confrontación AMLO-Trump están buscando algo que no es ni mejorar la relación bilateral, ni defender a nuestros connacionales.