Estamos perdiendo la democracia, paradójicamente, en las elecciones. El proceso electoral 2021 ha desvelado la participación de actores políticos absolutamente corrosivos para los principios democráticos, también nos ha mostrado la trivialización de lo público con campañas que vacían de contenido a lo político. El estamento militar, el crimen organizado y una clase política rapaz son la peculiaridad que cínicamente nos muestra que estamos ante una cruda disputa por el poder, no ante la competencia por el sufragio ciudadano.