OPINIÓN

Una trama tan fascinante como esta no podía escapar a las leyes de nuestra sociedad del espectáculo

El traidor

Jorge Volpi EN MURAL

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En la inmensa aula-bunker de Palermo, resguardado en una caja de plástico para protegerlo de un atentado, y ante las miradas curiosas, inquisitivas o amenazadoras de los periodistas, magistrados y antiguos compañeros de armas que abarrotan la gradería, Tommaso Buscetta, conocido también como don Masino, no duda en señalar a Giuseppe Calò, uno de sus amigos de infancia, de haber cometido decenas de crímenes por órdenes de las familias de la Cosa Nostra de Corleone encabezadas por Totò Riina. De inmediato los acusados estallan en insultos y vituperios, tratando de defenderse, en vano, de sus acusaciones. Es un traidor, aseguran, y a los traidores jamás hay que creerles.