La falta de agua se agrava con el desorden. Proliferan tomas clandestinas con la complacencia -o contubernio- de funcionarios corruptos
El SIAPA hace agua
David Gómez-Álvarez EN MURAL
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En la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), abrir la llave del agua se ha vuelto un acto de incertidumbre: puede salir o no salir y si sale puede salir sucia. El desabasto intermitente, las fugas masivas, la mala calidad del líquido y la opacidad operativa del SIAPA -el Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado- son síntomas de una crisis más profunda: la quiebra técnica y moral de un modelo de gestión incapaz de garantizar el derecho al agua.