El orate y el insensato
Guadalupe Loaeza EN MURAL
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Estoy deprimida, desencantada, decaída y muy amargada. Me rehúso a enterarme de más actos de corrupción de funcionarios y ex funcionarios de la 4T. No quiero saber más de sus abusos de poder, de sus bienes, de sus transferencias millonarias en dólares, de sus cuentas bancarias en el extranjero, de sus enriquecimientos inexplicables e incluso de sus supuestas deudas a pesar de sus robustos salarios acumulados desde hace años. No obstante las pruebas fidedignas por parte de la UIF (ahora bajo el mando de Pablo Gómez), me enferma escuchar al Presidente minimizar, con toda su mala fe, los escándalos más recientes de corrupción, por el solo hecho de que los responsables forman parte de su gabinete. Para López Obrador estos señalamientos se tratan exclusivamente de "ataques", para desprestigiar a su gobierno, cada vez más señalado por actos de corrupción, como continúa siendo, ante la opinión pública, el misterioso origen de la fábrica de chocolates "Rocío", propiedad del hijo mayor del Presidente.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores