Ser sobreviviente significa estar vivo donde otros están muertos. Estar viva por segundos, donde otras no lo lograron. Haber caminado por el borde y, aunque no caíste al abismo, llevar ese borde por dentro para toda la vida. Cuando Yeritza Bautista conoció a Carlos no imaginó que él sería esa frontera, ese tocar con la punta de los dedos la muerte, porque ella quería formar una familia, una pareja, amor. Como el 90% de las mujeres a las que sus parejas varones un día trataron de quitarles la vida, Yeritza no imaginó que sería una de las 22 millones que vivirían un infierno de violencia física con el hombre que dijo que las amaba.
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.