OPINIÓN

Dos enamorados

Guadalupe Loaeza EN MURAL

4 MIN 30 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Se conocieron a fines de la década de los cuarenta, en un México en donde los revolucionarios ya no montaban a caballo sino en espléndidos Cadillacs último modelo. Era un México donde se confundía el sueño con la realidad. Los dos venían del extranjero, ella de París, donde había nacido en el seno de una familia polaca aristócrata, entonces tenía 7 años y él, de 16 años, venía de Panamá donde su padre fungía como diplomático. A pesar de ser aún muy jóvenes, ambos eran ávidos lectores, hablaban inglés y francés, como su propia lengua materna. Sus lecturas y curiosidad por todo lo que pasaba en el mundo los unían, especialmente entre sus amigos de la alta burguesía mexicana, en la cual nadie leía ni el periódico, salvo la columna de sociales "Los Trescientos y algunos más...", del Duque de Otranto y la de Agustín Barrios Gómez, "R.S.V.P.".