Durante muchas décadas, a los mexicanos nos ha generado enojo y náuseas el saber que sostenemos a 500 diputados federales que fingen tomar decisiones que previamente han dictado los líderes de cada partido según sus intereses. Hoy, que la propuesta de acabar con los 200 escaños "plurinominales" está sobre la mesa, les tiemblan las piernas a los supuestos adalides de la democracia que antes soñaban con que no existiera esta absurda carga al erario que, por cierto, se ha replicado en cada uno de los congresos estatales.