OPINIÓN

El doble horror durará si acaso unos días en las noticias: luego quedará sepultado por otros horrores equivalentes

Despiadados

Jorge Volpi EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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Homero cierra la puerta del traqueteado Volvo rojo que le ha tocado este día y, sin preocuparse por su cargamento, se monta en la cabina, enciende el motor y emprende la marcha. La feroz resolana lo ciega por momentos, acomoda la visera y se refresca con unos tragos del termo que mantiene a su lado. Se interna en rutas secundarias y por fin toma la carretera 35; avanza a buena velocidad, nada lo detiene, durante más de doscientos kilómetros, hasta llegar a la frontera. Atraviesa la garita de El Encinal sin contratiempos -este negocio trata de hacerse la vista gorda-, aunque un poco más adelante se topa con otro maldito retén. Solo entonces Homero intuye que algo ha salido mal: cuando abre la puerta del tráiler, se le viene encima el infierno: los cuerpos abatidos uno sobre otro, el hedor a muerte, los gritos, los susurros, los aullidos.