Alex Servín se ha convertido en una especie de cazador de tesoros. Nos une el amor por las tribus, la visión antropológica de la vida, la lectura provocadora y el buen sake, entre otras cosas. Si ambos hubiéramos vivido hace doscientos años, él habría llegado a mi biblioteca con su cara de hallazgo para desplegar sobre el escritorio un bulto celosamente guardado. Habría quitado con cuidado las capas de tela para dejar a la vista una piedra con signos de otra era. La modernidad, sin embargo, hizo que el hallazgo llegara a través de un documento en formato pdf que me envió digitalmente. El nombre fue una provocación: "Tribu: Laboratorio para la democracia".
Nací arqueólogo sin saberlo. Una cueva remota y oscura confirmó mi vocación: lo mío sería desenterrar significados. Veo cosas y escribo y escarbo. Leo para darme cuenta lo poco que sé de todo. Fundador de Mindcode, ayudo a innovar y entender la conducta del consumidor. Hago preguntas para encontrar respuestas y después tengo más preguntas. Lo mío es caminar en la cueva, encontrar la luz y volver adentro. Al final espero un epitafio corto: Signifiqué.