Es muy difícil satisfacer las expectativas de los interesados en las contiendas electorales, incluso al interior de los equipos de los candidatos seguramente se dan diversas opiniones. En la serenidad y seriedad de los preocupados por su destino deben preferir las propuestas y proyectos de gobierno, estarían satisfechos si hubiera seriedad en los contendientes pero la necesidad de ganar votos se los dificulta demasiado y todos, unos más y otros menos, pero todas y todos se desbocarán en sus promesas. Hasta este momento no conocemos en los contendientes presidenciales una propuesta muy elaborada de lo que harían en caso de llegar a la Presidencia. Lo que deseamos los ciudadanos es saber exactamente qué nos espera con uno o con otro u otra y lo único tangible más allá de la verborrea sería un plan de ingresos y su aplicación en los diferentes campos de la vida económica y social.