La ira es uno de los estados emocionales más ligados al ser humano, como una piel subyacente. Baste ver las pinturas clásicas del antagonismo fratricida entre Caín y Abel, para deducir que en determinado momento los ánimos se salen de control, el cuerpo se pone en estado de alerta, preparado para correr o pelear, el corazón bombea de más y el cerebro ordena la liberación de adrenalina, mientras la mano ha de tomar un garrote con miras a asestarlo en la humanidad del otro, todo uno es un desbordamiento sin control, un incendio poseído por la furia. Ya luego, seguramente, vendrá el arrepentimiento.

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Nací arqueólogo sin saberlo. Una cueva remota y oscura confirmó mi vocación: lo mío sería desenterrar significados. Veo cosas y escribo y escarbo. Leo para darme cuenta lo poco que sé de todo. Fundador de Mindcode, ayudo a innovar y entender la conducta del consumidor. Hago preguntas para encontrar respuestas y después tengo más preguntas. Lo mío es caminar en la cueva, encontrar la luz y volver adentro. Al final espero un epitafio corto: Signifiqué.