En las vacaciones descansar es la norma y soltar el cuerpo, la obligación. Las olas y el aire acondicionado parecen ser la pócima perfecta para extender el sueño. Ensabanado, pensaba nunca despertar, hasta que, como gallo de novia, al balcón de mi ventana comenzó a sonar el repetitivo y pegajoso "El panadero con el pan" de "Tin Tan", que daba múltiples rondines mientras peinaba la playa de olas altas en la Bahía de Santiago. Claro, ya despertado, se me antojaron dos cosas: por un lado, un buen pan y, por el otro, el melancólico sabor de un México que nunca conocí.
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.