El segundo convento para monjas fundado en Guadalajara fue el de Santa Teresa de Jesús. El 24 de mayo de 1690, el Obispo Garabito puso la primera piedra de la construcción en medio del repique de todos los templos -que entonces no eran tantos- agrupados en lo que hoy es el Centro de la Ciudad. La obra estaba concluida el 20 de mayo de 1695 cuando ocuparon el edificio las fundadoras, Carmelitas Descalzas venidas del monasterio de Puebla.