OPINIÓN

Contando cabras

Fernando Padilla Gutiérrez Hermosillo EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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Cabeceaba en "CO", me la regresaba en "CA", para subsecuentemente perdurar con "CO" y "LA"; y así, juntando Coca-Cola, pasábamos la tarde. Era la coordinación de partes la que extendía el juego e incrementaba la diversión. En contraste de otros juegos, como el ping-pong, donde tu contraparte era tu rival, y que, a raquetazo más duro, mayor seguridad de tu victoria. Disfruto las conversaciones al estilo Coca-Cola, esas de entremesa larga y participación homogénea. Me cuesta pensar que puedo mantener una conversación al estilo Coca-Cola vía mensaje de texto, y creo que esto es porque la escritura cumple otra meta. Mientras que la conversación crece hacia los lados, la escritura busca profundidad. El diálogo es un gozoso jazz, la escritura es una profunda sonata. Uno no escribe sabiendo lo que va a escribir; al contrario, escribe para enterarse. La escritura tiene que ser un agresivo acto para domar al salvaje toro del pensamiento. No hay manera de integrar la reflexiva pausa a la conversación; la pelota se caería en "CO".