Aceptando sin conceder que se puede denominar "consulta" a un ejercicio en el que la decisión a esclarecer ha sido previamente tomada, nos encontramos ante dos especialmente reveladoras. Las consultas impulsadas por el presidente López Obrador y por el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, pondrán a prueba la capacidad de este instrumento para legitimar decisiones desde la élite del poder o, por el contrario, para mantener la promesa de ser un mecanismo de participación democrática desde abajo.