El Congreso del Estado de Jalisco se empobrece, legislatura tras legislatura, en una espiral de degradación política que parece imparable. Hoy tenemos un Poder Legislativo disminuido, achicado a su mínima expresión. Una soberanía popular venida a menos, vapuleada en todos los medios por propios y extraños. Diputados que se exhiben en la máxima tribuna del estado, dando un espectáculo poco honorable. El Congreso se parece más a un tianguis de usado, donde se intercambian prendas y prebendas, que a un recinto parlamentario, que debería de honrar la representación popular.