OPINIÓN

Ciencia con futuro

Carlos Gershenson EN MURAL

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La ciencia trata de ser lo más objetiva posible. Es irónico que ha sido el ámbito científico uno de los más polémicos de la nueva administración, con declaraciones contradictorias de varios colegas e información increíble publicada en medios. Creo que el problema principal en la comunidad científica nacional ha sido la incertidumbre, cuyo vacío intentamos llenar aunque sea con chismes. Pero si los científicos no podemos ser objetivos, ¿cómo exigirles a los demás?

Al ver que los problemas de la ciencia en México se estaban convirtiendo en un campo de batalla de ideologías, dejando de lado los hechos, decidí platicar con Elena Álvarez-Buylla, directora de Conacyt. A Elena la conozco desde hace más de diez años porque colaboramos en los inicios del Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM. Cuando la nombraron, colegas me preguntaban sobre ella. Les decía que pensaba que haría un buen papel, no porque siempre estábamos de acuerdo, sino porque era alguien con quien se puede dialogar y razonar. Si se equivoca, podrá corregir. En meses recientes, los retratos que leo y relatos que escucho no corresponden con la imagen que tenía de Elena.

De cualquier manera, las quejas eran más de las formas que del fondo, y siendo pragmático a mí me interesa más el fondo. Así es que ayer platiqué con Elena para obtener datos de primera mano, ya que por otros medios llegaban tergiversados por emociones, errores de comunicación e intereses. Mejor dejemos que hablen los números.

Conacyt tuvo un recorte presupuestal de 9% en comparación con 2018. Sin embargo, el presupuesto de Conacyt recibe sólo el 32% del presupuesto federal de ciencia, tecnología e innovación (CTI), el cual se reparte también en universidades y Secretarías. De hecho tuvo un ligero incremento. A nivel nacional, la ciencia ha salido ganando. ¿Cómo entramos en pánico?

Dentro de Conacyt se han redistribuido los recursos. Del presupuesto 2019 más del 40% de los recursos se van a becas, más del 20% al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), más del 20% a Centros Públicos de Investigación. Los gastos administrativos implican un 2%. Algunos rubros se han mantenido, otros se han reducido, otros han aumentado. La Fiscalía y la Secretaría de la Función Pública ya están investigando casos de corrupción y desvío de fondos. Es difícil determinar qué tanto se dedicaba realmente a la ciencia, pero al parecer muchos proyectos, gastos y hasta becas son cuestionables. Por ejemplo, hijos de políticos fueron becados para estudiar maestrías en administración. Ser hijo de político no es motivo para no recibir una beca, pero debería de ser en ciencia y haber seguido el mismo proceso de selección que todos los candidatos.

Tal vez los desvíos de recursos para CTI más sonados fueron con los proyectos PEI, que aunque hubo algunos que cumplieron el propósito de vincular a la academia y la industria, muchos entregaron dinero a empresas sin ningún seguimiento. En el sexenio pasado, los PEI tuvieron seis veces más presupuesto que ciencia básica, la cual en 2019 recibe 3 veces más que el promedio anual anterior. Pronto habrá convocatorias para fomentar la "pentahélice": empresas, academia, gobierno, sociedad y ambiente, y también de Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces) donde se involucrará al sector privado. También se intentará vincular a 30 mil científicos mexicanos que trabajan en el extranjero (cantidad similar a todos los miembros del SNI). Se promoverán nuevas plazas en las instituciones ya existentes.

Muchos colegas, especialmente los que trabajan en Centros Públicos de Investigación, han sufrido recortes importantes a sus ingresos. Pero al parecer ha habido una confusión legal. Ya que son independientes, las medidas de austeridad no aplican para ellos, entonces no deberían de haberles quitado seguros de gastos médicos mayores, recortado estímulos, etcétera. Como el presupuesto para estos centros no se redujo, pronto se revertirían los cambios. Veremos.

No se han encontrado los medios apropiados para involucrar a la comunidad en la discusión ni para comunicar las decisiones. La comunidad científica se está quedando dividida y manipulada por intereses, cuando a todos nos conviene trabajar juntos. Podemos y debemos mejorar en las formas, pero en el fondo, vemos que la ciencia en México tiene futuro.